jueves, 6 de diciembre de 2012

Aprendizaje cooperativo, aprendizaje colaborativo y la realidad en la escuela. Silvia

Os dejo aquí una pequeña reflexión que me ha surgido al leer las diferencias que existen entre el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo. Cuando pretendemos que nuestros alumnos trabajen en grupo para adquirir nuevos conocimientos estamos potenciando el aprendizaje cooperativo: el profesor actúa de maestro de ceremonias y va guiando a sus alumnos - en grupo - para que alcancen los conocimientos que él espera. Por el contrario, con el aprendizaje colaborativo, el profesor es uno más del grupo y se procura que, entre todos, se alcance el conocimiento, esperado o no. El aprendizaje cooperativo es mejor para el trabajo en la educación primaria (también en la secundaria) mientras que el aprendizaje colaborativo será más adecuado para los niveles superiores de enseñanza. Bien, pero vámonos a las aulas. Mi experiencia en las aulas de primaria y secundaria es que los alumnos tienen que obtener al final una calificación y que en la escuela se les prepara para enfrentarse al mundo real, un mundo altamente competitivo; en este punto, los padres tienen (tenemos) mucha culpa: tienes que ser el mejor; pero los profesores y el sistema educativo también (en mi ciudad el Ayuntamiento concede un premio al mejor de cada curso y colegio de forma anual). Creo, francamente, que es imposible fomentar el aprendizeje cooperativo con este planteamiento. Tengo también mis dudas con respecto al aprendizaje colaborativo, al menos puesto en práctica. Sería fantástico que los estudiantes de los niveles superiores pudieran alcanzar el conocimiento a través de este tipo de aprendizaje, en el que el profesor simplemente les acompaña. Pero, ¿cuál sería el trabajo que tendrían que hacer en casa? Enorme, desproporcionado quizás. Lo que quiero decir es que, hasta donde yo sé, la capacidad de llegar a conclusiones acertadas (y evito conscientemente la palabra correctas) implica la adquisición de conocimientos: en la disciplina que yo enseño y en la que investigo esto quiere decir que tendrían que realizar un elevadísimo número de lecturas (fuera del aula, el tiempo de las clases es el que es). Con toda seguridad, esto les produciría ansiedad al no ser capaces de abarcar todo lo que deben o lo que quieren (recordemos que no solo están matriculados de nuestra materia; en ocasiones de muchas más). Os dejo aquí estas dos dudas a ver qué me contáis. Silvia

6 comentarios:

  1. Hola a todos y enhorabuena por el blog. Creo que me pasaré frecuentemente por aquí.
    Yo voy a hablar del entorno universitario, que es el que conozco. Y la verdad es que no soy tan pesimista, Silvia. Creo que los trabajos colaborativos tienen su hueco. No tienen que cubrir toda la actividad docente universitaria, pero pueden tener sentido si aciertas. El truco consiste, yo creo, en que el objetivo sea algo más que una nota. Un ejemplo, por si sirve: con mis alumnos periodistas de la asignatura de Argumentación tengo una tarea colaborativa que llamo "Observatorio de Falacias Argumentativas". Abrimos un foro y se combina la lectura de artículos especializados con la pesca de falacias entre nuestros políticos. Es una tarea idónea para hacer de forma colaborativa. Un abrazo.

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  2. Buenos días a todas,

    Yo también os sigo habitualmente y tenía muchas ganas de encontrar el ratito para poder participar. Centrándome también en el entorno universitario, que ahora mismo es el más cercano para mí, creo que el aprendizaje colaborativo, como apunta Mamen, tiene cabida en muchas ocasiones.

    Para mí, la clave está en que requiere muchísima más organización y gestión por parte del profesorado: organización del material que va a facilitar para que lean en casa, del que va a invitar a que busquen, del que va a dar referencias para que puedan acceder a libros en la biblioteca... Según los objetivos que te plantees, el curso en el que tengas doncencia y el nivel de los alumnos, debes intentar adaptar todas estas cuestiones, y lo ideal de hecho es encontrar un progresión (primero búsquedas y lecturas más guiadas y supervisadas y avanzar hacia niveles más altos de autonomía) para ir gestioando esa incertidumbre y esa ansiedad que sí que es verdad que he detectado que les surge. No se si te habrá ayudado un poco, o te habrá ayudado a dar una vuelta más de rosca, bien estará cualquier cosa.
    Un abrazo,
    Isabel

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  3. Silvia creo que planteas varias cuestiones a la vez, pero si nos centramos en el ámbito universitario y en al aprendizaje colaborativo, entendido como más complejo que el cooperativo, es factible desde luego aprender de este modo si se dan las condiciones para ello. Es decir, si se diseña toda la asignatura (en el sentido más restringido, y si no se puede trabajar de modo interdisciplinar o integrado) teniendo en cuenta los principios del aprendizaje colaborativo. Esto supone tanto repensar las competencias, seleccionar y organizar el contenido, utilizar variados recursos y materiales didácticos (no sólo lecturas, diseñar tareas de aprendizaje ricas, relevantes y auténticas que a su vez son tareas de evaluación. Pero esto es una parte y necesita entrecruzarse con la dimensión relacional, interactiva o social que es fundamental para que se pueda aprender de modo colaborativo. Desde el tipo de relaciones que se generan en el aula hasta el clima de confianza para que nuestros estudiantes se atrevan a aprender de modo comprensivo, crítico y colaboración que como bien indicas es más que aprender con otros, supone aprender junto a otros y de otros y construir entre todos el conocimiento.

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  4. Los planteamientos del aprendizaje colaborativo parecen francamente interesantes sobre el papel, pero ¿estamos capacitados para gestionar las dimensiones relacionales y sociales que implica movilizar? Yo no, debo decir. ¿Como promover, guiar y en su caso reconducir ese tipo de relaciones? Me parece una tarea complicadísima para la que la que muchos profesores no estamos formados. Yo misma me he encontrado con estudiantes que han venido a hablar conmigo sobre problemas en los grupos que iban más allá del aula. Problemas para resolver los cuales no he tenido ningún instrumento más que mi sentido común... Entiendo que montar una asignatura sobre esas bases exige bastante más del profesor que sentido común.

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  5. Quien ha puesto el post anterior era Isabel Pérez-Jiménez, aún no controlo bien esto... ay ay

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  6. Gracias a todas por vuestros comentarios; especialmente, Mamen, bienvenida a este blog; estoy segura de que tus aportaciones van a aportar muchísimo a este blog y de paso a nuestro máster.

    Coincido con todos vuestros comentarios pero, desgraciadamente, me identifico con Isabel P., por aquellos de los estudiantes con problemas personales dentro de los grupos. Seguiremos hablando.

    Un abrazo,

    Silvia

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